¿Cómo Trabajar con Personas con Autismo?

 
 

¿Cómo trabajar con niños con TEA

El trastorno del espectro autista, es una condición que afecta a un número significativo de niños en el mundo. Cada persona autista es diferente a otra y tienen una forma diferente de percibir e interactuar con su entorno, por ello la intervención en cada niño debe ser adaptada a sus necesidades. Familiares y profesionales que tratan a personas con autismo de alto funcionamiento o bajo funcionamiento u otras patologías se preguntan, ¿Cómo es la intervención con niños con autismo?, ¿Qué pasos hay que seguir para enseñar a niños con TEA?, ¿Cómo enseñarles cosas nuevas?, etc. Antes de responder a estas preguntas, hay unas estrategias previas que debemos seguir. A continuación, os detallo una guía de intervención con los puntos clave que hay que tener en cuenta en la educación de niño con autismo.



¿Cómo enseñar a un niño autista?

Hoy vamos a plantear cómo planificar un plan de intervención con niños con autismo.

Contratar un reforzador

Primero vamos a definir ¿Qué es un reforzador?. La palabra reforzador significa todo estímulo, actividad, acción o sentimiento que tenga un valor reforzador para la persona. Cada persona tiene diferentes reforzadores, por ejemplo, el cariño, la Tablet, comida dulce, salir a pasear, columpiarse… Estos van cambiando a medida que la persona madura.

Antes de presentar cualquier tarea debemos contratar un reforzador que sepamos con seguridad que este tiene valor reforzador para nuestro niño, como, chocolatinas, juguetes, ver un vídeo, jugar con el ordenador, atención social.

Tener en cuenta que la persona no se haya saciado del reforzador, porque si no, esté pierde valor “reforzante” y como consecuencia la persona puede no responder a tareas o demandas o por el contrario, puede presentar problemas de conducta. Por ejemplo, contratamos el reforzador pompas, y el alumno ha estado jugando con las “pompas” antes de venir a terapia, en este caso las “pompas” no serán tan reforzadoras, con lo cual, deberíamos pensar en contratar otro reforzador.

Es fundamental que las personas implicadas en la educación del alumno usen diferentes reforzadores para que no se sacie y mantenga al niño motivado. La motivación es el motor de nuestro trabajo. Cada profesional o familiar deberían tener diferentes reforzadores.

Antes de ofrecer un reforzador, nos aseguramos que la persona quiera ese reforzador. Que la persona haya estado jugando con ese reforzador otras veces no significa que sea eficaz en ese momento. Una forma efectiva de comprobar si quiere jugar con ese reforzador, es mediante la instigación, es decir, mostramos el reforzador a la persona creando una operación de establecimiento (motivándolo). Para ello le dejamos jugar unos segundos en reforzador y cuando veáis que esta “metido en el juego” se lo pedís. A continuación, hacéis una demanda y si responde correctamente, le dejáis de nuevo el reforzador.

Consejo: Recordar que la persona tiene que pedir el reforzador, si vuestro niño no tiene lenguaje, podéis enseñarle un gesto o una aproximación a la palabra. Siempre fomentaremos la comunicación.

La eficacia del reforzador incrementará la probabilidad futura de que la respuesta (conducta) ocurra de nuevo, esto es el proceso de reforzamiento.

Habilidades pre-atencionales

En la educación de niños con TEA o niños neurotípicos, antes de enseñar nuevos conocimientos, enseñamos habilidades pre-atencionales, estas son habilidades previas básicas para la adquisición de otras conductas más complejas. Estas también son muy útiles para reducir estereotipias y problemas de conducta, porque actúan como conducta incompatible o alternativa de la conducta indeseada. Algunas habilidades básicas a enseñar en autismo son;

  • Mirar al terapeuta a los ojos cuando habla o pide instrucciones.

  • Mirar a los materiales. Mirar los materiales cuando el terapeuta le pregunta. Cuando le muestras una tarea o le demandas que realice una actividad. En el caso de que haya varios materiales, le enseñaremos a que recorra con la mirada todos los materiales presentados.

  • Poner las manos en la mesa o regazo durante un tiempo. Esta es una habilidad de control instruccional, incompatible con autoestimulaciones, estereotipias o problemas de conducta. Muy útil antes de presentar una tarea. Por ejemplo, antes de preguntar que haga una tarea le decimos “manos en mesa” y luego le demandamos la tarea. De este modo nos aseguramos que no tenga autoestimulaciones o no juegue con material o juguetes, por lo tanto, tendremos toda su atención.

  • Escuchar para recibir la tarea. Esta habilidad, también tenemos que enseñar, hay niños que no saben o presentan dificultades para escuchar. Si tu niño le es muy difícil escuchar, porque su nivel de atención es muy bajo, comenzar con palabras o frases muy cortas y reforzar cada momento que os escuche con atención.

  • Estar sentado en la silla durante un tiempo largo. Al principio, a casi ningún niño le gusta estar sentado en la silla. Esta habilidad va a ser imprescindible para la guardería y colegio. Por ello, la vamos a enseñar usando tiempos muy cortos e ir aumentando.

    Primero se sentará unos segundos o un minuto con el reforzador, en psicología se llama estar bajo reforzamiento. Es decir, el niño podrá estar jugando con un reforzador por un tiempo y lo reforzaremos verbalmente por estar sentado. Aumentaremos los tiempos de estar sentado bajo reforzamiento. El siguiente paso sería introducir una tarea sencilla que el niño tenga dominada. Una vez que ya consigue estar en la silla sentado con tareas dominadas, podéis presentar nuevas tareas. Ir introduciendo una a una, no hay prisa. Cada niño tiene un nivel diferente, nos vamos adaptando según las habilidades previas de cada niño.

Habilidades Pre-requisitas

Cuando queremos enseñar una habilidad nueva, primero evaluamos las habilidades que tiene el niño, estas son pre-requisitas necesarias para realizar una tarea. Estas habilidades son las previas a la tarea que queremos enseñar. Por ejemplo, queremos enseñar a que se ponga una chaqueta. Evaluaremos si es capaz de meter la mano en la manga correcto y luego la otra manga hasta finalmente ponérsela. Evaluamos los pasos necesarios para hacer una tarea nueva y qué sabe hacer nuestro niño, a continuación hacemos el plan de intervención.

Otro ejemplo, enseñar a escribir el número uno. Evaluamos que pueda agarrar el lápiz correctamente, después que pueda hacer trazos horizontales, verticales y oblicuos… porque estos son los trazos previos de grafomotricidad para aprender a escribir. ¡Cuidado! No exigir que un niño escriba el número 1 si aún no tiene los trazos grafomotores previos.

En la enseñanza de una nueva habilidad, comenzamos con la habilidad previa dominada a la que queremos enseñar. Pongámoslo en un ejemplo, para enseñar a que una persona haga puzles de diez piezas y solo sabe hacer puzles de cinco piezas. Comenzamos por hacer varios puzles de cuatro y cinco piezas. Una vez realice sin dificultad puzles de 4 y 5 piezas aumentamos una pieza más. Empezar con tareas que ya sabe hacer, le dará confianza y se emparejará positivamente la tarea.

Tareas de alta probabilidad

Como hemos visto antes, se recomienda empezar con tareas de alta probabilidad en la enseñanza de nuevas tareas para niños con autismo. Estas son tareas que ya tiene dominadas, son fáciles y las pueden realizar sin ninguna dificultad.

Al principio en la intervención con niños con autismo: Introducimos tareas de cooperación y de control instruccional, estas son necesarias y previas a tareas más avanzadas. Por ejemplo, ven, siéntate, mirarme, dame, coge, toma, etc. Es fundamental incorporarlas en toda programación con niños con autismo y otros trastornos del neurodesarrollo.

Consejos en la intervención de niños con autismo:

  • Reforzar, SIEMPRE después de presentar una tarea o instrucción, ya sea socialmente ¡MUY BIEN!, con algún juguete o actividad que le guste al niño. El tiempo que esté jugando tiene que ser muy corto, unos segundos, luego pediremos el reforzador y seguimos trabajando.

  • Cada vez que reforzamos, damos feedback de porque reforzamos, por ejemplo, le pedimos que se siente, reforzamos “Genial, te has sentado”. Este feedback le hará entender al niño la conducta qué está realizando bien.

  • INMEDIATEZ en la entrega del reforzador. Una vez que la persona responde a una tarea o una instrucción correctamente, entregamos el reforzador. ¡Cuidado! La demora de un reforzador, puede hacer que aparezcan problemas de conducta, que se empareje mal la tarea y al terapeuta, educador o padre, y aún peor que no confié en nosotros la próxima vez que le mandemos una instrucción. Para tareas de mayor dificultad podemos hacer uso de técnicas como el encadenamiento o moldeamiento.

Siempre hacemos lo que decimos y decimos lo que hacemos.

No engañamos y no hacemos falsas promesas, si decimos que si recoge sus juguetes, vamos al parque, luego vamos al parque.

Tareas de media o baja probabilidad

Una vez que ya has presentado varias tareas de alta probabilidad, introducimos demandas de media probabilidad, estas son tareas de mayor dificultad para la persona, con lo cual las demandas tienen que ser de corta duración e ir combinándolas con tareas de alta probabilidad.

Las tareas de baja probabilidad son tareas de gran dificultad para la persona, de alta dificultad o relativamente nuevas, del mismo modo se deben presentar ensayos de corta duración e ir combinando con otras tareas de alta y media probabilidad.

Consejo: Reservar para tareas de baja o media probabilidad reforzadores de alta calidad, de esta manera el alumno se mostrará más motivado hacia la tarea y el éxito de aprendizaje aumentará.

Uso de ayudas

El uso de las ayudas, hacen que aumenten la probabilidad de respuesta con éxito.

Por ejemplo; Terapeuta le pide al alumno que se toque la cabeza. La terapeuta le coge la mano del niño se la lleva a su cabeza (ayuda física). El uso de ayudas para niños con autismo son muy útiles, pero pueden crear dependencia y algunas de ellas son bastantes difíciles de retirar, por lo tanto, hay que tener en cuenta:

  • ¿Qué ayudas vamos a proporcionar?

  • ¿Cómo vamos a dar la ayuda?

  • ¿Dónde y en qué situaciones?

  • ¿Cómo y cuándo la vamos a retirar?

Las ayudas son estímulos o eventos que anteceden a la respuesta con el fin de aumentar la probabilidad de la ocurrencia de un determinado estímulo discriminativo. Cooper et. al., Miltenberger, 2013

En terapia ABA, utilizamos lo que llamamos aprendizaje de “ensayo sin error”. Es preferible dar una ayuda para que pueda realizar una conducta, que la persona dé una respuesta errónea, se frustre y empareje mal la tarea y a la persona.

La enseñanza de ensayo sin error, maximiza el proceso de enseñanza y aprendizaje, manteniendo niveles altos de motivación. Lovaas et al. 1981; Maurice et al.,1996; Leaf and McEachin,2008.

Encontramos varios tipos de ayudas, estas pueden ser ayudas asociadas a la respuesta y ayudas asociadas al estímulo.

Las ayudas asociadas a la respuesta

¿Qué son las ayudas asociadas a la respuesta?. Son estímulos antecedentes que aumentan la probabilidad de que una conducta ocurra ante un estímulo específico y de este modo pueda ser reforzada. Por ejemplo, le decimos que haga palmas, y nosotros hacemos palmas para que nos imite (ayuda gestual).

Las ayudas asociadas al estímulo

¿Qué son las ayudas asociadas a los estímulos?. En este caso manipulamos un estímulo. Podemos añadir, quitar o aumentar alguna característica con el fin de hacer el estímulo más saliente, aumentando la probabilidad de que el alumno responda con éxito.

Por ejemplo: Si queremos que el alumno escriba el número 1, le ponemos puntitos para que le sea más sencillo, estos puntitos se irán retirando gradualmente.

El orden de tipo de ayudas sería de la más intrusiva a la menos intrusiva (ayuda total a la ayuda más leve), desde la ayuda física hasta la ayuda gestual.

Consejo: Si es la primera vez que hace la tarea, es recomendable proporcionar ayuda total para que no se frustre, empareje mal tarea (condicionar negativamente) y no empareje mal la persona que le está pidiendo la intrusión. A esto le llamamos ensayo sin error.

Una vez que le hemos dado ayuda y veis que el niño lo realiza bien con tu ayuda. Repetimos varios ensayos, por último retiramos la ayuda gradualmente.

Por ejemplo: Damos ayuda física cogiendo la mano del niño y le ayudamos a encajar las dos piezas, el siguiente ensayo desvaneceríamos esa ayuda. Podemos desvanecerla, dando una ayuda gestual, señalando con el dedo dónde poner la ficha.

El desvanecimiento de ayudas depende de las habilidades que tenga el niño, si veis que aún no puede desvanecer una ayuda, es mejor hacer algunos ensayos más con la ayuda y luego desvanecerla. Las ayudas las reforzamos al principio de la tarea, ya que la idea es que consiga hacerlo solo sin ayuda.

¡Muy importante!, desvanecer las ayudas. No nos interesa que nuestro peque se haga dependiente de las ayudas, porque luego son muy difícil desvanecerlas.

Tipos ayudas y apoyos

  • Ayuda verbal: Consisten en palabras, instrucciones o preguntas. Son las más comunes. Son las que crean más dependencia.

Ejemplo: Cuando una persona se va a lavar las manos y decimos “abre el grifo”, “ponte jabón”, etc. Decir estas palabras sería la ayuda verbal.

  • Ayuda moldeado: Puede consistir en una demostración, ya sea en vivo o en vídeo.

Ejemplo: La persona tiene que copiar un círculo que el terapeuta ha dibujado. Se considera también una ayuda visual.

  • Ayuda física total: Se definen por el contacto físico de quien enseña a la persona, para realizar la conducta a entrenar.

Ejemplo: Coger la mano de la persona y hacer la instrucción o tarea por ella. Dan poca oportunidad para que la persona realice la tarea sin ayuda.

  • Ayuda gestual: Son indicaciones que se le dan a la persona para que haga una acción. Normalmente son señalando.

Ejemplo: Señalar lo que tiene que coger, el sitio donde ir, mirar el objeto a coger…

  • Ayuda visual: Estas ayudas pueden ser dibujos, fotografías, palabras, etc.

Ejemplo: Para que una persona copie la palabra /mamá/ y le ponemos puntitos para que rastree la palabra.

  • Ayuda textual: Este tipo de ayuda consiste en textos, frases o palabras donde la persona tiene que seguir unas instrucciones.

Ejemplo: Pasos por escrito para lavarse las manos.

Inmediatez y contingencia del reforzador

Como ya he mencionado anteriormente, el reforzador se entrega justo después de que la persona haya realizado la conducta (tarea o instrucción) adecuada, de este modo la persona aprenderá que si hace una conducta que le han pedido, que ya ha sido trabajada previamente, ese reforzador aparecerá. Este procedimiento hará que la conducta incremente en un futuro. Este procedimiento de enseñanza está basado en la contingencia de tres términos, está compuesto por un antecedente, una respuesta y una consecuencia.

Por ejemplo: ponemos tres objetos en la mesa, un perro, un vaso y una cuchara. El terapeuta le pide que coja el perro y el alumno lo coge, el terapeuta le felicita. Esta es una descripción de las contingencias de reforzamiento, donde el alumno ha sido expuesto a una situación parecida a esta en el pasado. Las contingencias se aprenden cuando la persona por su historia de reforzamiento ha aprendido que si realiza una conducta adecuada obtiene un reforzador y si no la realiza la conducta no lo tendrá.

Virginia Montañez Soto

Diplomada en educación especial, Máster en autismo, Máster en terapia ABA (Análisis Aplicado de la conducta), Máster en rehabilitación del habla y del lenguaje. Con más de una década de experiencia, desarrolla su actividad en la modificación de la conducta, rehabilitación del habla y lenguaje, en autismo y en mejorar la calidad de la persona y de sus familiares.

Fundadora y directora de Tu Conducta.

https://www.tuconducta.com
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